La proyección de Mercator, todavía una de las más utilizadas, si no la que más, era estupenda cuando el tipo que le puso nombre, Gerardo Mercator, la creó allá por el siglo XVI.
Permitía trazar trayectorias loxodrómicas, que en cristiano quiere decir que una línea recta sobre el mapa equivale a un rumbo constante en la navegación. Perfecto para navegantes, descubridores y demás gentes de mal vivir.
El gran problema es que la distorsión de las áreas es enorme, y es más grande cuanto más alejado del Ecuador se encuentre el territorio.
Eso lleva a errores visuales evidentes, como se puede comprobar en el mapamundi sobre estas líneas, en el que Groenlandia (2 millones de kilómetros cuadrados) aparece notablemente más grande que África (30 millones).
Una manera de evitar esto es usar otra proyección, como la Winker Tripel o la de Molleweide, mucho más precisas en lo referente a la superficie en las distintas partes del mapa.
Otra posibilidad es comparar distintos territorios superponiéndolos en un mismo mapa. Y de eso va esta entrada.
Pongamos el caso de África. Con sus treinta millones de kilómetros cuadrados equivale, más o menos, a tres veces Europa (incluida la Rusia al oeste de los Urales), dos la Antártida o sesenta millones de veces la Ciudad del Vaticano, aunque este ejemplo quizá no sea muy gráfico.
Para hacernos una idea del verdadero tamaño del continente basta con compararlo con otros países y regiones del mundo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario