Todas las serpientes son carnívoras, alimentándose de pequeños animales, aves, insectos e incluso de otras serpientes en ciertas especies.
A pesar de poseer una mala reputación, las serpientes no suelen atacar a los humanos. La mayoría lo hacen tras ser atacadas o lastimadas previamente. Si uno mira dónde pisa y hace suficiente ruido, el animal se alejará de su camino en vez de esperar a que uno la pise.
Pues bien, a continuación os contamos las 5 serpientes más venenosas del mundo.
Más conocida como Víbora Rusell, se encuentra en Asia a lo largo del subcontinente indio, la mayor parte de Asia Sudoriental, China meridional y Taiwán. A pesar de estar en la quinta posición, es la víbora que produce el mayor número de mordeduras graves y fatales en todo el mundo.
Es la serpiente venenosa más grande que existe, pudiendo alcanzar (e incluso superar) los cinco metros de longitud. Su veneno no es de lo más fuertes, pero posee la capacidad de inocular grandes cantidades por mordida, de ahí su letalidad.
Endémica de Filipinas, es de comportamiento agresivo y habita en la jungla densa o en campos abiertos. Es utilizada en oriente por los encantadores de serpientes debido a que responden bien a las señales visuales.
Las especies del género Bungarus contienen veneno neurotóxico 16 veces más potente que el de una cobra. Podemos encontrarla únicamente en el subcontinente indio y en el Sureste Asiático.
Por fin, la medalla de Oro es para el género Oxyuranus.
Existen tres subespecies: Taipán del interior (Oxyuranus microlepidotus), la costera (Oxyuranus scutellatus scutellatus) y la papuana (Oxyuranus scutellatus canni), todas ellas grandes, rápidas y muy venenosas procedentes de Australasia (Australia, Melanesia y Nueva Zelanda).
de Xatakaciencia
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